5 ELEMENTOS ESENCIALES PARA DEVOCION ADMIRABLE DE LOS 7 DOLORES DE MARIA SANTISIMA

5 Elementos Esenciales Para devocion admirable de los 7 dolores de maria santisima

5 Elementos Esenciales Para devocion admirable de los 7 dolores de maria santisima

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Los siete dolores que padeció la Doncella representan el sufrimiento de María a lo grande de toda una vida al unirse al sufrimiento de su hijo, Nazareno.

Su súplica de paciencia a Altísimo se refleja en esta Agudeza: “Les acertaré cuanto pidan, siempre que no se oponga a la adorable voluntad de mi Divino Hijo ni a la santificación de sus almas”.

Ella ve al Hijo de sus entrañCampeón hecho el blanco de todos los oprobios y tormentos: traspasan su corazón los duros golpes de martillo con que clavan sus pies y manos: oye la gritería de un ingrato pueblo, las blasfemias y sarcasmos que contra Él vomitan los judíos: escucha con emoción las palabras amargamente tiernas que pronuncia el belfo expirante del Redentor del clase humano: observa que su cabeza se inclina por no poder apoyarse a causa de las espinas de que está circuida; que el peso de su cuerpo dilata más y más sus profundas llagas; que su pecho palpita con las ansias de la muerte; que tiemblan convulsos sus miembros; que sus entrañas arden en cruelísima sed, y que su espíritu oprimido ni en el indestructible Padre halla consuelo.

Para rezar cada uno de los dolores, se puede seguir el rezo del Rosario de los Siete Dolores de la Doncella, que consiste en meditar en cada dolor mientras se recitan Avemarías y Padrenuestros.

"Yo voy a defenderlos en sus batallas espirituales con el enemigo infernal y voy a protegerlos en cada instante de su vida."

El Cyclamen, Cyclamen hederifolium, se asocia con la muerte y la renuncia o entrega al fin a la vida en la tierra. El ciclamen blanco a menudo tiene rojo en la pulvínulo de los pétalos, lo que representa el Corazón Doloroso de María.

Te pido por todos los que están en esa dolorosa situación. No permitas que desfallezca en mi Certidumbre y hazme comprobar siempre tu cuidadoso presencia.

Noticiosa la soberana Casto por el discípulo amado de tan lastimoso espectáculo, vuela en alas de su bienquerencia, y a impulsos de la congojosa amargura que embarga su maternal corazón, al encuentro de su amado Hijo, cruza las calles de Jerusalén, oye a distancia la confusa gritería de un pueblo amotinado, siente el estrépito de las armas y el sonido lúgubre de la deplorable trompeta que denuncia como reo de muerte al soberano Autor de la vida.

“Miro a todos los que viven en el mundo para ver si hay quien se compadezca de Mí y medite mi dolor, mas hallo poquísimos que piensen en mi tribulación y padecimientos.

Sus miembros llevan una intensa vida de oración individual y comunitaria y en ella se forman sus jóvenes aspirantes.

Considera, alma piadosa, la dolorosa impresión que causaría en el tierno corazón de María al conservarse a sus oídos el terrible edicto infanticida fulminado por el sanguinario cruel Herodes para matar con la vida de su recién nacido hijo Jesús, de cuya aparición sobre la tierra recelaba el tirano su destronamiento y ruina, y la sobresaliente inquietud que había de angustiar el alma de la santísima Doncella en el peligroso tránsito por el desierto, camino designado por la divina Providencia para refugio y orfelinato del perseguido infante Jesús.

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Los siete dolores de la Inexplorado que meditamos especialmente en el rosario llamado Figuraí, son los siguientes:

Casto María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al clavar a tu Hijo; El, que era creador, dueño y señor de todo el universo, Cuadro enterrado en tierra; llevó su humillación hasta el último momento; y aunque Tú supieras que al tercer día resucitaría, el trance de la muerte era Verdadero; te quitaron a Jesús por la muerte más injusta que se haya podido atinar en todo el mundo en todos los siglos; siendo la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y muerto con la muerte más ignominiosa; tan caro pagó nuestro rescate por nuestros pecados; y Tú, Madre nuestra adoptiva le acompañaste en todos sus sufrimientos: y ahora te quedaste sola, llena de aflicción; te acompañamos en este dolor .

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